Las pequeñas partículas generadas por la fricción de neumáticos y frenos de los vehículos en las vías viajan durante días arrastradas por las corrientes atmosféricas. Se estima que entre 40.000 y 100.000 toneladas terminan cada año en los océanos y glaciares.
Como si no fuera suficiente con las más de 10 milllones de toneladas de plástico que se calcula llegan cada año a los mares y océanos, ahora nuevos estudios determinan que los microplásticos que se derivan del transporte por carretera podrían engrosar la fuerte contaminación a la que se enfrentan estos ecosistemas.
La investigación publicada en Nature Communications intenta, por primera vez, estimar la cantidad de plástico procedente del tráfico por carretera (fricción de los neumáticos y uso de los frenos), que se dispersa en el aire y puede llegar a estos ecosistemas arrastadas por las corrientes.
Los investigadores evaluaron la cantidad de estas partículas derivadas de la industria petrolera (etileno y propileno), producida por el transporte por carretera, combinada con simulaciones de la circulación atmosférica.
La conclusión es que un tercio de estos microplásticos (entre 40.000 y 100.000 toneladas) terminan cada año en el océano, aunque reconocen que faltan datos para validar sus modelos.
Las emisiones de microplásticos del tráfico rodado proceden, principalmente, de América del Norte, Europa y Asia sudoriental.
Según el estudio, una parte importante de esta contaminación, transportada por el aire, es probable que termine en el Ártico, donde las partículas coloreadas, que absorben más rayos del sol que la nieve, podrían tener un impacto en el derretimiento del hielo.
La problemática
De acuerdo con los resultados de las investigaciones, mientras que las partículas más grandes se quedan cerca de los centros de producción, los microplásticos de 2,5 micrómetros y de tamaño inferior se transportan a través del aire por largos trayectos y durante varios días.
Los científicos precisan en su investigación que estos diminutos plásticos están sujetos a un transporte de largo alcance y pueden viajar durante un mes, de 18 a 37 días, llegando incluso hasta el Océano Ártico. En lo relacionado con las partículas PM10, los análisis revelaron que tienen una vida útil atmosférica de entre 5,5 y 11 días y terminan en sus países de producción, principalmente China y Estados Unidos, pero también Europa.
En las simulaciones realizadas, se dispersaron un total anual de 29.000 toneladas de los contaminantes PM 2.5 procedentes solamente del desgaste de neumáticos. Los resultados fueron concluyentes: de esta cifra alrededor de 12.000 toneladas se quedaron en la Tierra y unas 16.000 terminaron en los océanos. Lo más preocupantes es que, por lo menos, la mitad de los microplásticos que se fueron a los mares, unas 8.000 toneladas se extendieron en superficies de hielo y nieve de regiones polares y montañas.
Fuente: Semana sostenible Todos los derechos reservados 2020.
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