Así lo revela un trabajo publicado en la revista JAMA, resultado de una investigación de 18 años con más de 7000 personas entre 45 y 84 años de edad, y a un examen detallado de la contaminación del aire entre 2000 y 2018 en seis regiones metropolitanas de Estados Unidos.
La contaminación del aire, especialmente la provocada por el ozono a nivel del suelo, puede acelerar la progresión del enfisema pulmonar tanto como una cajetilla de cigarros al día, según un estudio dirigido por tres universidades estadounidenses.
El trabajo se publica en la revista JAMA y es resultado de una investigación de 18 años con más de 7000 personas entre 45 y 84 años de edad, y a un examen detallado de la contaminación del aire entre 2000 y 2018 en seis regiones metropolitanas de Estados Unidos.
El primer autor del trabajo, Meng Wang, de la Universidad de Buffalo, resume: «hasta donde sabemos, este es el primer estudio longitudinal que evalúa la relación entre la exposición a largo plazo a los contaminantes del aire y la progresión del enfisema en una cohorte grande, comunitaria y multiétnica».
Enfisemas en no fumadores
Los investigadores concluyen que la exposición a largo plazo a contaminantes del aire exterior, especialmente el ozono -que aumenta con la crisis climática- acelera el desarrollo de enfisema y la disminución de la función pulmonar relacionada con la edad, incluso entre las personas que nunca han fumado.
Estos hallazgos, según sus responsables, podrían ayudar a explicar por qué el enfisema es relativamente común en los no fumadores.
«El aumento del enfisema pulmonar que observamos fue relativamente grande, similar al daño pulmonar que provoca una cajetilla al día durante 29 años y tres años de envejecimiento», resume R. Graham Barr, de la Universidad de Columbia, y uno de los responsables de este artículo junto a científicos de las universidades de Buffalo y Washington.
El estudio analizó en concreto la exposición a cuatro contaminantes: partículas finas en suspensión, óxido de nitrógeno, carbono negro y ozono a nivel del suelo (hay un ozono «bueno» y otro «malo»; el primero, en la atmósfera, protege contra la radiación ultravioleta y el otro, producto de actividades humanas, daña la salud).
Investigaciones anteriores ya habían demostrado una «clara conexión» entre los contaminantes del aire y algunas enfermedades cardiacas y pulmonares, recuerda en una nota de prensa la Universidad de Washington.
El ozono sigue aumentado
En el trabajo que ahora se publica se demuestra, además, una asociación entre la exposición a largo plazo a los cuatro principales contaminantes del aire, especialmente el ozono, y un aumento del enfisema pulmonar, una afección en la que la destrucción del tejido pulmonar provoca tos o dificultad para respirar e incrementa el riesgo de muerte.
Este estudio señala también que aunque la mayoría de los contaminantes transportados por el aire «están en declive debido a esfuerzos exitosos para reducirlos, el ozono ha estado aumentando».
«Nos sorprendió ver el fuerte impacto de la contaminación del aire en la progresión del enfisema, en la misma línea que los efectos del tabaquismo, que es, con mucho, la causa más conocida de esta afección», afirma Joel Kaufman, coautor principal del estudio y profesor en la Universidad de Washington.
Los índices de enfermedad pulmonar crónica, por ejemplo en Estados Unidos, están aumentando y cada vez más se constata que esta patología ocurre en los no fumadores, añade este investigador, para quien «realmente necesitamos entender qué está causando esta enfermedad».
«Parece -añade- que las exposiciones a la contaminación del aire, que son comunes y difíciles de evitar, podrían ser un factor importante». EFEfuturo
Tomado de EL ESPECTADOR, todos los derechos reservados 2019.
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