Un grupo de científicos del Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria (CSIC), en España, descubrió que una oruga criada comercialmente para cebo de pesca tiene la capacidad de biodegradar el polietileno (PET), uno de los materiales que se emplean en la fabricación de envases alimenticios o bolsas de compra.
El hallazgo se produjo de manera casual cuando una miembro del equipo científico, Federica Bertocchini –apicultora aficionada del CSIC– estaba removiendo las plagas parasitarias de los paneles en sus colmenas. La larva Galleria mellonella, conocida como «gusano de cera»es un flagelo en las colmenas de toda Europa.
Al descubrir que sus paneles estaban llenos de gusanos que se alimentaban de la miel y cera de las abejas, los puso en una bolsa de plástico y los dejó en una habitación. Al volver por la bolsa, los insectos se habían escapado a pesar de estar cerrada.
Bertocchini llevó a cabo un experimento cronometrado donde un centenar de gusanos de cera fueron puestos en una bolsa de plástico de supermercado. Después de 40 minutos los agujeros comenzaron a aparecer y tras 12 horas se produjo una reducción de 92 miligramos en la masa de plástico de la bolsa.Según los científicos, la tasa de degradación es muy rápida en comparación con otros descubrimientos recientes, como un grupo de bacterias reportado el año pasado que biodegradaba algunos plásticos a una velocidad de tan sólo 0,13 miligramos por día.
Para confirmar que no era sólo el mecanismo de masticación de las orugas lo que degradaba el plástico, el equipo aplastó algunos de los gusanos y los untó en bolsas de polietileno, obteniendo resultados similares. «La oruga produce algo que rompe el enlace químico, tal vez en sus glándulas salivales o una bacteria simbiótica en su intestino. El paso a seguir para nosotros será tratar de identificar los procesos moleculares en esta reacción y ver si podemos aislar la enzima responsable», explicó la científica.
Información de: FORO AMBIENTAL
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